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RESIDUOS HOSPITALARIOS EN URUGUAY: futuro incierto

 

INTRODUCCIÓN

            Los problemas asociados a los residuos generados en centros hospitalarios, han sido motivo de preocupación a nivel mundial. Su espectro es muy amplio, comprendiendo desde la potencial propagación de enfermedades hasta los riesgos ambientales derivados de los métodos empleados para su tratamiento y disposición final. Es por ello, que la problemática trasciende el campo técnico-sanitarios e involucra aspectos sociales, económicos, políticos y ambientales, entre otros.

           

            En Uruguay, el tratamiento y disposición de residuos hospitalarios es actualmente realizado por los propios centros de salud y/o Intendencias Municipales. Éstos consisten en la incineración y disposición de cenizas en vertederos a cielo abierto, lo que implica graves riesgos, tanto ambientales como para la salud humana, debido a que las tecnologías empleadas son obsoletas y generalmente no diseñadas con esa finalidad. A modo de ejemplo, en la ciudad de Montevideo se procesan, en la Usina 2, 25 ton/día de residuos hospitalarios - sin clasificar -, la que fue construida en 1915 - reacondicionada en 1995 - para el tratamiento de residuos sólidos urbanos y las cenizas generadas - estimadas en 3.2 ton/día- son dispuestas en el vertedero a cielo abierto.

 

            Dadas las características del mencionado horno incinerador, fundamentalmente temperatura de combustión, propicia las condiciones para la formación de un amplio espectro de contaminantes, entre los que podríamos resaltar por su peligrosidad las dioxinas y furanos policlorados. Es claro que el riesgo no sólo sigue latente sino que se ve potenciado, por la generación de contaminantes nuevos y más tóxicos. Frente a esta situación y a la creciente preocupación de organizaciones civiles e instituciones públicas y privadas por la temática, urge la necesidad de implementar un sistema de gestión de residuos hospitalarios, acorde a las necesidades (cantidad y calidad de residuos) y a la realidad social, económica, ambiental, legal y política de nuestro país.

           

CASO DE ESTUDIO: Incineración de Desechos Hospitalarios (Proyecto NATURAS S.A.)

Aspectos de Forma

 

            Previo al análisis de los aspectos tecnológicos quisiéramos resaltar algunas fallas detectadas en la presentación del Informe Ambiental (IA), dado que podrían dar lugar a interpretaciones erróneas que entorpecerían el proceso de toma de decisiones. 

 

1.    El Decreto Reglamentario 435/94,  que regula el procedimiento para la tramitación y otorgamiento de la Autorización Ambiental Previa, establece que el Estudio de Impacto Ambiental debe contener - entre otros aspectos -, la
identificación de las acciones en cuanto a su capacidad para generar impactos; identificación de impactos, su magnitud y repercusión sobre el medio y comparación de alternativas.

2.    El Informe Ambiental (IA) no identifica todos los impactos potenciales ni sus repercusiones sobre el medio y, la comparación de alternativas es un tanto engañosa ya que se expresa que: “la evaluación del sistema se basará en la comparación de funcionamiento del sistema actual con el sistema futuro”. En lo que respecta a este último punto es importante destacar que la tecnología empleada actualmente no fue diseñada para tal finalidad y además data de 1915. A nivel mundial se hallan en funcionamiento otros sistemas alternativos, como por ejemplo, esterilización a vapor en autoclave (principalmente usado en Estados Unidos antes de la disposición final), irradiación de microondas (utilizado con éxito por algunos servicios sanitarios en Europa), tratamientos basados en la desinfección química, etc.

3.    Si bien en el proyecto se establece que el procedimiento incluye el tratamiento de efluentes líquidos, no se especifica cual será el tratamiento dado a las aguas residuales generadas en el proceso de enfriamiento y lavado de gases y humos. Cabe resaltar que dicho proceso se realiza por medio de la inyección de una solución de soda cáustica y agua por dispersión (enfriamiento), lavado mediante un equipo Venturi y un sistema de filtros. Al respecto, no se evalúan sus potenciales efectos ambientales, no se establece el tipo de tratamiento ni monitoreo proyectado, así como tampoco se especifica cual será la disposición final de los filtros.

4.    Otro de los aspectos relevantes radica en la tipificación de residuos a tratar, ya que es muy vaga y confusa, lo que no permite identificar en forma clara las potenciales emisiones de contaminantes, ni evaluar la eficiencia del proceso. Se mezclan estados (sólidos y líquidos), naturaleza (químicos y contaminados especiales) y origen (farmacéuticos y medicamentos vencidos) de los residuos.  Vale la misma apreciación, respecto a la identificación de los potenciales usuarios entre los que se incluyen “decomisos de aduana”. Cabe preguntarse ¿por qué, si la finalidad de la planta es el tratamiento de desechos hospitalarios, son incluidos los decomisos de aduana? ¿Ingresan a nuestro país residuos peligrosos? ¿Nuestra realidad como país nos permite asumir ese rol, cuando aún no hemos resuelto como tratar y disponer nuestros propios residuos peligrosos?

5.    En relación a los efluentes líquidos generados en el lavado de camiones (8 m3 semanales), no se evalúan los efectos potenciales en suelos, derivados de la infiltración de los mismos. Éstos, básicamente, contendrían detergentes, hipoclorito y sólidos suspendidos. La infiltración de detergentes podría producir desagregación de suelos y afectar a la población microbiana asociada. Además, los detergentes entendidos como aportes de fósforo, a través de escorrentía superficial, percolación o lixiviación, pueden ocasionar problemas de contaminación de aguas superficiales y subterráneas. En el caso de ingresar hipoclorito al suelo, podría dar lugar a procesos de esterilización.

6.    Respecto a las cenizas generadas, se realizará un tamizado para la separación de sólidos generándose dos tipos de residuos: cenizas propiamente tales y sólidos. Las cenizas serán embolsadas y almacenadas; mientras que los sólidos, serán procesados en un horno - para el fundido de vidrio y metal- y se solidificarán en fase acuosa. La disposición final será por parte de la IMM, por lo que el destino final no es parte del procedimiento, será nuevamente responsabilidad de la Intendencia (aún sin ser de su competencia). Es importante destacar que las cenizas y los sólidos pueden contener dioxinas y furanos policlorados; así como también el agua utilizada para la formación de “granallas” (lentejuelas metálicas). Por tanto, es necesario establecer las condiciones y normas de seguridad para la protección de los operarios encargados de esta tarea (Ver Anexo).  

7.    El IA no incluye la evaluación del impacto de la pluma de gases. Es necesario analizar el radio de acción de los gases emitidos e identificar el punto de máximo impacto, dada la formación potencial de gases que dan origen a lluvia ácida. Dichos gases producen efectos negativos sobre: cultivos vegetales (daños foliares), suelos (acidificación), instalaciones  metálicas (corrosión) y sanitarios (lactantes, personas con asma o problemas broncopulmonares).

8.    Existen una serie de impactos sociales y económicas que no han sido evaluados en el IA. El emplazamiento de éste tipo de emprendimientos, en una zona que ha sido recientemente clasificada de “uso mixto”, en el marco del POT (tradicionalmente de uso rural), es por definición incompatible. Si bien esta clase  - uso mixto- posibilita la instalación de industrias,  éstas no deben interferir con aquellas actividades que se venían desarrollando. Cabe destacar al respecto que, en esta zona se hallan importantes productores, en varios casos con más de un siglo de antigüedad, que abastecen el mercado capitalino e internacional; alguno de los cuales se encuentran en pleno proceso de reconversión tendiente a la ampliación de mercados. Sin lugar a dudas, la instalación de una planta incineradora, iría en desmedro de la actual actividad productiva, poniendo en duda su calidad. Esto ocasionaría importantes pérdidas económicas, no sólo a nivel individual (productor) sino nacional, en el caso del rechazo de productos de exportación. Es de público conocimiento, los perjuicios económicos y políticos, ocurridos por una mala gestión,  a raíz de la contaminación por dioxinas en Bélgica. Además, dada la polémica generada a nivel mundial en torno a la incineración, se ha producido un fuerte rechazo, por parte de un importante sector de la sociedad civil local, que debe ser considerada en el proceso de toma de decisiones.

9.    Como fue expresado en el punto anterior, la zona cuenta con importantes productores los que emplean agua subterránea, como fuente de agua para el funcionamiento de sus sistemas productivos. Sin embargo, no se evalúa el impacto, sobre dicho recurso, a pesar que el sistema propuesto para el lavado de gases (lavador Venturi) requiere grandes volúmenes de agua (estimado en 1.4 m3/h).

Aspectos Tecnológicos

           

En función del análisis y evaluación del proyecto presentado por la empresa NATURAS S.A., surgen una serie de cuestionamientos y consideraciones que detallamos a continuación:

Diseño:

1.    Según la descripción de las unidades que conforman la planta, ésta consta de dos hornos con tres cámaras de incineración cada uno. Su capacidad máxima de incineración es de 700 Kg/h, previéndose un funcionamiento continuo (24 horas, los 365 días del año), en la medida que exista demanda. Aún existiendo demanda de funcionamiento a tiempo completo, esto es técnicamente inviable. Una de las principales desventajas del proceso de incineración son los problemas de manejo y de operación cuando la composición de los residuos a tratar es muy variable (como lo es el presente caso) lo que exige un mantenimiento más intenso, el que demandará el cese de actividades. Es muy importante tomar en consideración los tiempos de detención de la planta, tanto las programadas (mantenimiento) como imprevistas (fallas del equipo). Esto requiere tener espacio para almacenar los residuos que continúen llegando y además la planta debe tener la capacidad para absorber el exceso acumulado y bajar lo acopiado a niveles normales. Si las capacidades no están incluidas en el sistema, es necesario contar con una alternativa para enviar los residuos. Sin embargo, los tiempos de detención no son contemplados en el IA.

2.    En una primer etapa se prevé la construcción de un solo horno, lo que permitiría procesar diariamente 8,4 Ton/día. Por lo tanto, si se demandara el procesamiento de las 25 ton/día generadas actualmente, se tendría un excedente del orden de las 16,6 ton/día (según cifras presentadas en el IA). En una segunda etapa, funcionando los dos hornos proyectados, el excedente sería de 8,2 ton/día. Analizando la capacidad de almacenamiento en frío prevista (3 cámaras frigoríficas con capacidad total de 80 toneladas), durante la  primer etapa la misma sería superada en 5 días y en una segunda etapa en 10 días. En base a este análisis se evidencia un grave problema de diseño dado que no responde a las necesidades actuales de la ciudad de Montevideo, situación más grave aún si consideramos el plan de regionalización proyectado por NATURAS S.A., el que pretende - mediante la planta instalada en nuestra capital- brindar servicio en un radio de 300 Km, comprendiendo los 12 departamentos al sur del Río Negro. De acuerdo a las características del emprendimiento, se ha sobredimensionado la capacidad de servicios, generando expectativas que no podrán ser cumplidas. Por tanto, al no responder a las demandas actuales, obligaría a la construcción, a corto plazo, de una nueva planta incineradora, duplicando los impactos sociales, los problemas ambientales y los costos de monitoreo.

3.    El horno a emplear es del tipo pirolítico con aire controlado compuesto por tres cámaras incineradora. Los hornos con sistema de aire controlado tienen la desventaja de generar exceso de cenizas y ser sensibles a las variaciones en el tipo de residuos. Dado el amplio espectro de materiales a ser procesados por la planta,. podrían ocurrir serios problemas en cuanto a eficiencia del proceso y  mantenimiento de equipos

4.    En el proceso de recolección y transporte de residuos se prevé una etapa de clasificación in situ el que incluye la utilización de cajas de cartón corrugado y bolsas de polietileno. Una vez ingresados en la planta, no se especifica si se procederá al vaciado de los residuos o si se  incinerarán empacados. Si se realiza el vaciado, no se estipula como se procederá, ni cual será la disposición final de cajas y bolsas y; en el caso de la incineración conjunta, es importante considerar que la presencia de polietileno produce daños al revestimiento refractario, dado su elevado poder calorífico.

5.    El amplio espectro de residuos a procesar implica un PCI (poder calorífico inferior) muy variado lo que dificulta el control de la temperatura del incinerador y puede causar: combustión incompleta con la consecuente emisión de gases tóxicos; fusión y acumulación de cenizas debido a temperaturas excesivas; gran consumo de combustible y generación de monóxido de carbono debido a insuficiencia de aire para la combustión.


Tratamiento, Monitoreo y Fiscalización:

 

1.    Control y Tratamiento de emisiones gaseosas. Según el programa de monitoreo para emisiones gaseosas proyectado, sólo se controlarán  en forma continua monóxido de carbono y oxígeno. Óxidos de nitrógeno y anhidro sulfuroso - causantes de lluvia ácida -, metales pesados como plomo, cadmio y mercurio - reconocidos por la OMS como causantes de disfunciones en el sistema nervioso y agentes cancerígenos- así como, dioxinas y furanos policlorados, serán monitoreados en el primer semestre de operación 3 veces,  en el segundo 2 veces y luego semestralmente. La frecuencia de monitoreo propuesta no permite la obtención de datos representativos, no garantiza la salud de la población ni la protección del medio ambiente receptor y no permite conocer la real influencia de las emisiones en la calidad del aire. En tal sentido, en países como Holanda (donde existen los recursos técnicos y humanos para realizar un monitoreo adecuado de dioxinas) el monitoreos de este tipo de compuestos, presenta problemas de reproducibilidad debido especialmente a un muestreo inadecuado. Por otra parte, el sistema propuesto para el tratamiento de gases y humos (Lavador Venturi) presenta importantes desventajas dada la alta pérdida de carga, generación de efluentes líquidos, alto costo operacional y la poca eficiencia para la retención de partículas menores a 5 mm, capaces de adsorber y transportar dioxinas y furanos policlorados.  De acuerdo a la normativa vigente desde 1997, en Estados Unidos, respecto a partículas de diámetro £ 5 micras la media diaria y anual permitida es de 65 y 15 microgramos por metro cúbico de aire, respectivamente. 

2.    Control y Tratamiento de efluentes líquidos. No se prevé una planta de depuración o tratamiento para los efluentes líquidos generados en el proceso de lavado de gases, sólo se establece la construcción de una cámara impermeable, con capacidad de almacenamiento de 8 m3. Dicha cámara recibirá sólo el agua de lavado de los camiones donde se verificará su calidad durante el primer mes y posteriormente se procederá a la infiltración, mientras no existan accidentes o sospecha de contaminación de los vehículos. Al igual que con las emisiones gaseosas, el control de estos efluentes debe ser más estricto y no debe quedar liberado a “sospecha de contaminación”, más aún si consideramos que se establece que “se desconoce a priori su calidad y se espera que contenga detergentes, sólidos suspendidos e hipoclorito”. Además, no se evalúa el riesgo de contaminación química del agua subterránea, recurso utilizado para regadío y consumo humano. 

En caso de rotura de cajas durante el transporte se establece que si “se sospecha que pueda tener contenido tóxico”, se procederá al vaciado de la cámara y vertido en el sistema de saneamiento de Montevideo, ya que se entiende que cualquiera sea el tóxico la concentración no excederá los niveles exigidos para el vertido del colector. No se definen los criterios, los parámetros ni la forma de evaluación que permita decidir que está bajo sospecha de control. El vertido al sistema de saneamiento, es una medida que sólo traslada el peligro a otro lugar físico, sin saber cuales podrán ser los impactos generados. Además, no hay base científica que permita afirmar que “cualquiera sea el tóxico presente, la concentración del mismo no será suficiente para que diluida en el agua de la cámara, pueda tener niveles que excedan los exigidos para el vertido al colector”. El efecto de los contaminantes no sólo se mide en términos de concentración, es necesario considerar las características del medio receptor, ya que, éstas pueden propiciar su actividad tóxica así como las  posibles interacciones con otros contaminantes presentes.

3.    Control y tratamiento de cenizas. No se estipula ningún control ya que se consideran inocuas. Sin embargo, debido al proceso a través del cual se generan las mismas concentren metales pesados, dioxinas y furanos. Ver Anexo.

4.    Si bien la empresa va a realizar sus controles, en cuanto a emisión de contaminantes, no cabe duda que, como ocurre a nivel mundial, es imprescindible una fiscalización por parte de las autoridades nacionales y/o departamentales competentes. La fiscalización en temas ambientales es una de las debilidades más grandes de los países Latino Americanos, principalmente debido a la falta de recursos humanos, económicos y tecnológicos. Uruguay no escapa a esta realidad y a modo de ejemplo, las instituciones encargadas de esta labor de fiscalización no cuentan actualmente con la infraestructura y los recursos económicos necesarios para el análisis de dioxinas y furanos policlorados, por lo que los mismos deberían ser realizados en el exterior  (el costo de este tipo de análisis ronda en el entorno de los  U$S 1600). En virtud de esta situación, ¿quién va asumir los nuevos costos de fiscalización que al estado le impone este emprendimiento privado?  ¿la sociedad civil, el gobierno departamental, el central, los centros de salud o la empresa privada?

Otros Aspectos:

 

1.    Existen una serie de riesgos operacionales que no han sido considerados, como por ejemplo los tipos de combustibles a emplear (butano, propano y gasoil), almacenamiento de los mismos y circulación de camiones. La planta está situada en una zona que está experimentando un aumento de su superficie urbana, al igual que otras zonas de la capital de similares características, manteniendo importantes áreas dedicadas a la producción agrícola, destinada tanto al consumo interno como externo. La circulación de camiones –para transporte de combustible y de residuos hospitalarios- aumentará considerablemente el riesgo de accidentes, más aún si tenemos en cuenta la proximidad a la planta (aproximadamente 500 m) de una escuela de tiempo completo y la existencia de importantes grupos de viviendas. Por otra parte, dada la existencia de tanques para almacenamiento de combustible, existen riesgos de incendio o explosión, sin embargo no se consideró un perímetro mínimo de seguridad (en función del radio del impacto), la accesibilidad y cercanía de servicios de emergencia (bomberos, centros de salud, etc.). Tampoco fueron  evaluados los impactos y medidas de mitigación en caso de fuga de gas propano, lo que sin duda repercutirá en la población local y, dependiendo de la intensidad y dirección de los vientos, podrá tener un efecto mayor.

2.    En caso de accidentes (choques, derrames, incendio) ¿existe equipo de emergencia capacitado para actuar en estas situaciones? Es importante considerar que dado el potencial riesgo de contaminación para operarios y equipos de emergencia,  es necesaria la capacitación e implementación de los mismos, así como el establecimiento de normas de seguridad.

3.    No se ha realizado un análisis de factibilidad económica que justifique  claramente la inversión, ya que se trata de un emprendimiento que prestará servicio en régimen de libre competencia y no cuenta con un análisis de mercado. La incineración es un tratamiento que presenta costos elevados tanto en la inversión inicial, como en el costo operacional. Los rangos de costo inicial varían entre U$S 80.000 y 130.000 por tonelada día de capacidad y en términos operacionales, el costo por tonelada para residuos peligrosos varía entre U$S 400 y 1.000. Además, es importante tener en cuenta que este tipo de plantas exige mano de obra calificada para la supervisión y operación, lo que aumenta los costos.

 

RECOMENDACIONES

 

·       Suspender la autorización de construcción de la planta incineradora, sita en el Cno. Repetto 4056, dado que no garantiza una adecuada disposición de los residuos hospitalarios.

·       Crear una instancia de participación (sociedad civil, gobierno central y departamental, sector privado, centros de salud, universidad) que articule los intereses de los diferentes sectores, permitiendo la resolución del conflicto a través del diálogo objetivo y no de la “guerra de datos”. Esto normalmente sólo extiende el conflicto, con un gasto estéril de recursos por parte de todos los sectores involucrados.

·       Abordar la gestión de los residuos hospitalarios bajo una perspectiva nacional con directrices claras, estudiando todas las alternativas existentes, analizando las necesidades actuales y futuras y; evaluando la factibilidad de su implantación en nuestro país .

·       Conformar un equipo multidisciplinario que evalúe la problemática y elabore un Plan Nacional de Gestión de Residuos Hospitalarios.

·       Elaborar un Decreto Reglamentario que regule la gestión de los residuos hospitalarios en todas sus etapas: generación, manipulación, clasificación, transporte, tratamiento y disposición final.

·       Instrumentar los mecanismos que permitan una correcta fiscalización, a través de la asignación de recursos económicos, capacitación de personal y adquisición de equipos analíticos adecuados.

ANEXO

DIOXINAS Y SEGURIDAD LABORAL

El proceso de incineración es y ha sido, un centro de preocupación en cuanto a su potencial contaminación ambiental. A esto hay que agregar que representan procesos donde la salud laboral se expone a un alto riesgo, por la posibilidad de contaminación con dioxinas y furanos policlorados. Ejemplo de esto son los informes presentados  Paepke et al. (1992)[1], quien encontró que operarios de un incinerador municipal (en Hamburgo) presentan una alta concentración de dioxinas y furanos policlorados en la sangre. A esto hay que agregar, que en un país como Holanda, donde existen los recursos técnicos y humanos para realizar un monitoreo adecuado de dioxinas y furanos policlorados, los monitoreos de incineradores presentan el gran problema de su baja reproducibilidad, especialmente debido a los problemas de muestreo inadecuado[2], situación que en Uruguay podría ser aun mayor debido a la falta de experiencia en este tipo de monitoreos.

Hemos elegido como criterios de referencia los usados por la legislación de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), ya que utiliza criterios de prevención mas exigentes y que además sirven de referencia para otros países del mundo (directamente a todos los involucrados en el NAFTA). Los objetivos, criterios, sistemas de monitores y medidas de prevención exigidas por la legislación Norteamericana están basados en estudios científicos realizados por diferentes instituciones de ese país como son: National Institute of Environmental Health Sciences, National Toxicology Program[3], International Agency For Research On Cancer[4], Occupational Safety and Health Administration[5], y National Institute for Occupational Safety and Health[6].

La familia de compuestos químicos conocidos como dioxinas y furanos policlorados, o simplemente como "dioxinas", han demostrado ser agentes cancerígenos en estudios con ratas y ratones, y estudios adicionales sugieren que la exposición de humanos a materiales contaminados con "dioxinas" puede provocar cáncer y malformaciones congénitas.  Esta relación entre la exposición de humanos a "dioxinas" y sus efectos cancerígenos se ha establecido especialmente en todos los casos que ha ocurrido en ambientes de trabajo, por lo que se han definido como cancerígenos ocupacionales potenciales. Esto último incluye a cualquier substancia, combinación o mezcla de substancias, que puedan causar un aumento en la incidencia de neoplasmas benignos y/o malignos, o que cause una substancial disminución del período de latencia entre la exposición y el establecimiento de neoplasmas; ya sea por exposición oral, dérmica, o cualquier otra que induzca a tumores.

Es por lo anteriormente explicado, que para ambientes de trabajo en los cuales exista la posibilidad de exposición laboral a "dioxinas", la National Institute for Occupational Safety and Health plantea los siguiente aspectos a tener en cuenta:

Evaluación de la exposición

Como primera etapa se debe evaluar la contaminación del lugar de trabajo, a través de la contaminación por dioxinas y furanos policlorados, teniendo en cuenta las rutas de exposición posibles (por contacto, por vía alimenticia, o a través de la inhalación de ceniza o polvo contaminado)

Programa de descontaminación y protección de los trabajadores

En general, los procedimientos de descontaminación deben proporcionar un proceso organizado en los cuales los niveles de contaminación sean reducidos. Esto requiere la contención adecuada y disposición de soluciones contaminadas y de los residuos generados durante las fases de limpieza.

Cada etapa de descontaminación, tal como la descontaminación gruesa  y los respectivos ciclos de lavado y enjuagado, deberían ser  realizados separadamente. Los lugares de descontaminación del personal deberían estar físicamente dividido separado para prevenir en contacto cruzado, además estar organizado en función de los niveles de contaminación.  Además deberían existir vías de entrada y salida, que le permitiesen al personal descontaminado no ser nuevamente expuesto a la contaminación.

Ropa y equipo de protección

Todos los trabajadores que puedan ser expuestos a dioxinas o furanos policlorados deberán estar equipados adecuadamente. O sea, todos aquellos que tendrán que manejar las cenizas del incinerador, así como los que tendrán que disponer los sólidos del filtro de prensa y/o realizar el aseo o mantención de chimeneas (u otro tipo de dispositivos capaces de acumular ceniza contaminadas) deberán usar obligatoriamente ropa y equipo de protección adecuados.

El sistema de protección implica tanto la vestimenta externa como la ropa interior. La ropa a usar externamente debería consistir en un overall con cierre y con capucha (similar al usado para el manejo de material radioactivo), elástico en los puños, mangas elastizadas, guantes y botas con borde ajustable. si la exposición es a cenizas o polvo, como es el caso de los residuos sólidos del incinerador, el overall no debe estar hecho por tejidos sintéticos, que posibilite la acumulación del polvo sobre el traje. en el caso de exposición a líquidos, se requerirán botas y guantes que sean químicamente resistentes tales como los Saranax(R) cubiertos por Tyvek(R), o  elastómeros sintéticos tales como los derivados de goma (butilados, nitrilados o neoprenados). la ropa interior debería ser de algodón (remeras, calzoncillos, guantes, medias y otros elementos de abrigo).

La efectividad de estos trajes antes de ser utilizados debería estar garantizada para las condiciones de trabajo en que se van a realizar. Para disposición de la ropa utilizada se requiere de recipientes especiales para su disposición adecuada. Y como criterio general, toda ropa o equipo que se pretenda reutilizar debe ser monitoreado para saber si esta contaminado.

Protección respiratoria

Para situaciones donde la contaminación sea “baja”, será suficiente la utilización de purificadores o filtros de aire. Sin embargo, la calificación de “bajo” debe ser manejada con cuidado, porque como se sabe, las dioxinas y furanos policlorados no son compuestos metabolizables, por lo cual una vez captados por el organismo, estos son acumulados. O sea, una  alta exposición a niveles “bajos” a largo plazo tendrá los mismos efectos que una exposición breve a altas concentraciones de “dioxinas”.

Cuando las cantidades de material sean muy elevadas, los trabajadores deberán utilizar sistemas de respiración autónoma; o sea, sistemas que cubran por completo la cara del operario y que le den una autonomía total de trabajo (que opere en modalidad  de presión - demanda, con un dispositivo auxiliar de presión positiva).

Evaluación post - descontaminación

Lo adecuado del proceso de descontaminación debería ser seguido por un muestreo y análisis de las áreas de trabajo potencialmente contaminadas, así como de los equipos de protección utilizados.

 

Cabe resaltar que ninguno de estos aspectos han sido considerados en el Informe Ambiental.



[1] Paepke, O., Ball, M., Lis, A., Aitio, A. (1993) Potential occupational of municipal waste incinerator workers with PCDD/PCDF. International Symposium on Chlorinated dioxins and Related compounds, pp 203 - 209; Chemosphere 27, Nº1 - 3

[2] Bolt, A., De Jong, APJM, Aitio, A. (1993). Ambient air dioxin Measurement in the Netherlands International Symposium on Chlorinated dioxins and Related compounds, pp 73 -81; Chemosphere 27, Nº1 - 3.

[3] Matthews, h.B: NTP Thechnical report on the toxicity and carcinogenic of tris (2-ethylhexyl)phosphate in F344/N rats and B6C3F1 mice, National Toxicology Program, research triangle park, north carolina, p.4 (Septiembre, 1983)

[4] World Health organization: IARC Monographs on the evaluation of the carcinogenic risk of chemicals to humans. IARC Monographs, Supplement 1 (1979).

[5] Code of federal regulations, US. Department Of Labor, Occupational Safety And Health Administration, 29 CFR 1990, 103 (1982)

[6] NIOSH, 1994. Current Intelligence Bulletin 40 - 2,3,7,8- Tetrachlorodibenzo - p - Dioxin (TCDD). Environmental Safety Library.

 

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